La preocupación cotidiana por nuestra salud es creciente. El
exceso de información nutricional hace que a veces se recurra a “dietas
milagro” para conseguir un control del peso. En otras ocasiones se recurre a
tiendas de dudosa cualificación para la asesoría sobre necesidades especiales
de alimentación: embarazo, entrenamientos deportivos, ancianos y niños.
No nos fijamos que en la frase que añaden muchos productos,
la mayoría híper calóricos, en su información nutricional, que reza “llevar una vida activa con dieta variada y
equilibrada” es la clave.
Lo de la vida activa no se trata más que de huir del
sedentarismo, el control de peso no es más que una balanza en la que se pesa lo
que se gasta con el ejercicio y lo que se ingiere en las comidas.
La dieta variada es lo que añade un equilibrio entre los
nutrientes que se deben incorporar a nuestro metabolismo, nutrientes que deben
repartirse en cinco grandes grupos: hidrato de carbono, proteína, lípidos,
sales minerales y vitaminas.
Por último, lo de equilibrada se refiere a que la cantidad
de estos elementos debe ser suficiente para cubrir las necesidades de nuestras
células y órganos, y a la vez no sobredosificarlos para evitar posibles
alteraciones e incluso enfermedades como la obesidad o las hipervitaminosis ni
infradosificarlos cayendo en posibles alteraciones carenciales.
No obstante, una cosa son nutrientes y otra, aunque sea lo mismo,
es la forma de presentación de los mismos en la variedad de alimentos que nos
encontramos en el mercado. Muchas veces la industria de la producción y
distribución alimentaria, recurre a envases y aditivos para procurar que estos
productos lleguen al consumidor en perfectas y seguras condiciones sanitarias
como pueden ser los sulfitos del vino o los nitritos de la carne envasada. En
otras ocasiones el aditivado persigue mejorar la presencia del producto de cara
al consumidor y que este lo compre por los ojos y no por sus características
nutricionales u organolépticas, tal es
el caso de las ceras que impregnan las naranjas o los potenciadores de sabor.
Muchos de estos aditivos solo son tóxicos en concentraciones
elevadas y por tanto se sigue la máxima de que “no existen venenos sino dosis”.
La duda surge cuando no se ha considerado la sinergia de diferentes aditivos y
su perdurabilidad en el tiempo ya que en esos estudios se contempla el
compuesto en cuestión por separado y como algo individual y no unido a otros
componentes que también lleva el producto.
Los productos ecológicos son producidos y presentados al
consumidor con la garantía de ausencia de aditivos perjudiciales para la salud
de las personas y para la salud del medio ambiente en los que se han cosechado,
por tanto son la alternativa para incluirlos en el nuevo paradigma alimentario
de nuestros días.
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